Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

jueves, 1 de agosto de 2013

MADRE ADMIRABLE

¡María, Virgen Santa, Sierva del Señor, Tú has llevado en tu seno el fruto precioso de la Misericordia divina!

Lirio frágil y esbelto tan fragante
quiero verte a mi lado,
mi ternura de Madre por ti vela
con amor exquisito, dulce amparo.

Si peligros te cercan por doquiera
con fermentido halago,
y el mundo te presenta sus hechizos,
que encierran brillo falso.

Acude a mí. Mi velo te cobija
con maternal cuidado, y este velo
de virgen sabrá darte de la pureza
los divinos rasgos.

En contra del demonio y sus
ardides cubrirte he con mi manto.
Este manto de reina es poderoso,
y defender sabré tu débil tallo.

Y si las amarguras de la vida
te causaran quebranto, ven a mi
corazón, nido de amores, que
consuelo te brinda de antemano.

Mi corazón de Madre siempre
escucha, a aquél, que suspirando,
acude a mi, nadie ha podido decir,
que me invocó sin resultado.

Mi corazón de Madre es el
tesoro que da tierno descanso,
esa paz abundosa, reposada,
para las luchas y dolores arduos.

Mi corazón de Madre quiere darte
un don, el más preciado,
que conozcas, que ames a mi hijo,
y que grabes en ti todos sus rasgos.

Es el Amigo Fiel que no abandona,
su amor es soberano.
Con ternura especial por ti vela,
como nadie jamás habría velado.

Y aunque todos te olviden,
te desprecien, o te sean ingratos,
Jesús por siempre te amará con
creces, como nadie jamás te
hubiera amado.

No olvides pues su amor ni lo
desdeñes, y en El siempre confiando,
hallarás fuerza invicta en la
ardua lucha por conservar tu brillo
siempre intacto.

Y con mi velo virginal cubierto,
y con mi regio manto, vivirás,
lirio fiel, cabe tu Madre su corazón
por ti siempre velando.

Madre Teresa Guevara, Religiosa del Sagrado Corazón de Jesús

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