Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 7 de febrero de 2015

ORACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA PARA CADA UNO DE LOS DÍAS DE LA SEMANA

SÁBADO

¡Oh gran Abogada mía, tened compasión de mí! 
¡Oh Madre mía Santísima! Veo las gracias que me habéis obtenido y veo la ingratitud con que os he correspondido. El ingrato ya no es digno de beneficios, mas no por esto quiero desconfiar de vuestra misericordia. ¡Oh gran Abogada mía, tened compasión de mí! Vos sois la dispensadora de todas las gracias que Dios concede a nosotros, miserables; y para este fin os ha hecho tan poderosa, tan rica, tan benigna: para que nos socorráis. Yo quiero salvarme. En vuestras manos pongo la causa de mi salvación; a Vos confío mi alma. Quiero ser inscrito entre vuestros más especiales servidores; no me desechéis. Vos andáis buscando a los miserables para auxiliarles: no abandonéis a un pobre pecador que recurre a Vos. Hablad en mi favor; vuestro Hijo hace todo cuanto le pedís. Tomadme bajo vuestra protección y esto me basta, pues si Vos me protegéis, nada temo. No temo mis pecados porque Vos, según espero, me obtendréis el perdón; no temo los demonios, porque Vos sois más poderosa que todo el infierno; no temo a mi mismo Juez, Jesús, porque, ante una súplica vuestra, se aplacará. Protegedme y alcanzadme, Madre mía, el perdón de todos mis pecados, el amor a Jesús, la santa perseverancia, la buena muerte y, finalmente, el Paraíso. Es cierto que no merezco esta gracia, pero Vos la pediréis por mí al Señor y la obtendréis. Rogad pues, a Jesús por mí. ¡Oh María, Reina mía, en Vos confío!, en esta esperanza descanso y vivo, y con esta esperanza quiero morir. Así sea.

Tres Avemarías en reparación de las blasfemias contra la Santísima Virgen María.



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