Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 2 de enero de 2016

MEDITACIONES SOBRE LA SANTÍSMA VIRGEN, PARA EL SÁBADO

LA IDÉA DE MARÍA EN LA ETERNIDAD

Todos hemos existido desde la eternidad en la mente de Dios, a todos nos conocía perfectamente, en ti en particular pensaba y ya entonces, cuando faltaban muchos millones y millones de años para tu existencia en este mundo, ¡Él ya te amaba!

Con razón dice San Juan: “Amemos a Dios porque Él primeramente nos ha amado”. Si esto se dice de todos y puedes decirlo particularmente de ti, ¿qué dirás de María? Ella ocupa la mente de Dios más y mejor que todos los demás. Después de su esencia, que es el pensamiento principal de Dios, lo primero que sus ojos ven es a María, a Ella antes que a nadie, por Ella, a todos los demás.

Si por un imposible Dios pudiera olvidarse de todos y dejar de conocernos a todos, no podría dejar de ver y de mirar en su entendimiento a María, por la participación que en Ella hay de Dios, por la unión que tiene Ella con la Divinidad. En fin, es la idea más grande de Dios, después de la que Él tiene de sí mismo.




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