Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

viernes, 26 de febrero de 2016

MARÍA LLORA JUNTO A LA CRUZ DE JESÚS

¡Oh piadosa Madre de Dios!, ¡Virgen María!, te ruego me seas propicia: cancela todos mis vicios con tus Dolores y con tu Devotísima intercesión

¡Oh, Piadosas, Santas y Dolorosísimas Lágrimas de la Bienaventurada, Pura y siempre Virgen María!, que brotaron de sus ojos, el día Viernes Santo, debido a su íntima “con-pasión” con Cristo y su amadísima Pasión y Muerte en Cruz; cuando se deslizaron copiosamente a lo largo de sus mejillas y de su pecho hasta el ruedo del vestido y empaparon el velo de su Sagrada Cabeza; y, al caer sobre sus Santos Pies, rociaron el polvoriento suelo.
¡Ah!, si yo hubiese podido seguir entonces las huellas de los pies de mi Señora y hubiese podido en secreto recoger en un recipiente sus Cálidas Lágrimas, no para lavar mis pies, que a menudo he manchado en pos de malos pensamientos y de afectos indecentes, sino para lavarme las manos y la cabeza, esto es, las palabras y las acciones malas, para el perdón de todos mis pecados cometidos cada día.
¡Oh piadosa Madre de Dios!, ¡Virgen María!, te ruego me seas propicia: cancela todos mis vicios con tus Dolores y con tu Devotísima intercesión. ¡Carísima María!, socorre mi alma en la última hora de mi vida, y acude con la multitud de los Ángeles y de los Santos a defenderme contra los terrores del enemigo y los sufrimientos del infierno. Acuérdate de la Sangre Preciosa e Inocente en la Muerte de tu Amado Hijo Jesucristo, sufrida a causa de mí, pecador; de su Costado herido y de todas las lágrimas que derramaste en tu entera vida; y ten compasión de mí. A Ti suspiro, en tus méritos confío, ¡oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Tomado del libro ''Imitación de María" 
del Beato Tomás de Kempis


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