Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

miércoles, 21 de septiembre de 2016

ORACIÓN A MARÍA, MADRE DE LOS PECADORES

Cuanto más me espantan mis pecados y el temor a la divina justicia, más me reconforta el pensar que tú eres la madre mía

Madre mía amantísima, ¿cómo es posible que teniendo madre tan santa sea yo tan malvado? ¿Una madre ardiendo en amor a Dios y yo apegado a las criaturas? ¿Una madre tan rica en virtudes y yo tan pobre en merecimientos? 

Madre mía amabilísima, no merezco ser tu hijo, pues me hice indigno por mi mala vida. Me conformo con que me aceptes por siervo; y para lograr serlo, aun el más humilde, estoy pronto a renunciar a todas las cosas. Con esto me contento, pero no me impidas poderte llamar madre mía. Este nombre me consuela y enternece, y me recuerda mi obligación de amarte. Este nombre me obliga a confiar siempre en ti. 

Cuanto más me espantan mis pecados y el temor a la divina justicia, más me reconforta el pensar que tú eres la madre mía. Permíteme que te diga: Madre mía. Así te llamo y siempre así te llamaré. 

Tú eres siempre, después de Dios, mi esperanza, mi refugio y mi amor en este valle de lágrimas. Así espero morir, confiando mi alma en tus santas manos y diciéndote: Madre mía, madre mía María; ayúdame y ten piedad de mí. Amén.


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