Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

viernes, 5 de enero de 2018

PRIMEROS ADORADORES (Los Pastores)

¡Qué premio el de la sencillez y el de la obediencia! ¡Poseer a Jesús!

Son los elegidos por Dios como los representantes de la humanidad, para hacerles la primera manifestación de Jesús. La razón de ser ellos los elegidos, fue su sencillez. Jesús Niño se comunica a los corazones sencillos como de niños. La sencillez encuentra a Dios por los caminos más simples y más directos. La sencillez es fe que todo lo cree, como los pastores, es obediencia ciega, como la de aquellos.

Los pastores, ni siquiera se enorgullecieron por ello, oyen la voz del ángel y aceptan con sencillez la invitación; es todo lo contrario del amor propio, que todo lo quiere pesar y calcular a su modo. Pon la dosis de amor propio de tu corazón en los pastores y no hubieran ido a Belén, a lo mejor hacían el ridículo, a lo mejor era mentira, etc. Así habla el amor propio. ¡Qué distinto de la fe, de la obediencia y de la humildad propias de la sencillez! ¿Cómo está esta virtud en tu corazón?

¡Qué alegría recibiría la Santísima Virgen cuando les vio y escuchó lo que le contaron! En premio de su fe y sencillez, María tome a Jesús, se lo enseña y se lo da, para que se recreen con el Niño. ¡Qué premio el de la sencillez y el de la obediencia! ¡Poseer a Jesús! Pero advierte que quien da a Jesús es María.

Es la primera manifestación de Jesús y quiere que sea por medio de su Madre. Es la primera entrega que hace de sí mismo a los hombres y se entrega por medio de María. Eva comió el fruto prohibido, se lo enseñó a Adán, se lo dio y nos perdió. María enseña el fruto de su seno purísimo a los pastores y en ellos a todos los hombres, se lo da y nos salva.

Jesús es el Salvador, pero por medio de María, ni se recibe sino de María ni hay otro camino para llegar a Él sino María. Nunca se halla a Jesús sin María, como dice San Buenaventura. Y por tanto, no es posible aislar a Jesús de María. Hallaremos a Jesús en brazos de María, como los pastores y al postrarnos como ellos a los pies de Jesús, también nos postraremos, a la vez a los pies de María.



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